miércoles, 27 de febrero de 2013

Canción de Navidad  !!





Jacob Marley y Ebenezer Scrooge habían sido socios en una casa de cambios. Una noche de Navidad,falleció Marley, quedando Scrooge como único heredero y administrador de todo lo que habían acumulado durante años. La acción comienza siete años después. Cuando todos preparan la celebración de una nueva Navidad, Scrooge la considera una tontería que no reporta beneficios: niega la ayuda que dos señores le solicitan para una obra de beneficencia, rechaza la invitación a compartir en casa de su sobrino la alegría de la fiesta, y a regañadientes acepta que su empleado Cratchit tenga un día libre. De malas ganas cierra su oficina, cena en la taberna de costumbre y luego va a acostarse a sus habitaciones, las mimas que ocupara su difunto socio en un barrio de Londres.


Allí se le aparece el fantasma de Marley, que con remordimiento arrastra unas cadenas en castigo por no haberse mezclado nunca con sus semejantes, como no fuera por asuntos de negocios. Advierte a Scrooge que va en camino a la misma suerte, y le informa que tendrá una sola oportunidad para evitarlo: recibir tres fantasmas que le enseñaran el camino de la redención y el sentido de la Navidad. Efectivamente, estos llegan uno a uno. El primero, un anciano con extraña figura en forma de niño, se presenta como el Espíritu de la Navidad Pasada. Lo transporta hacia Navidades de otros tiempos, en las cuales Ebenezer va reconociéndose como un niño interno en un colegio, un aprendiz en el taller del señor Fezziwig, como novio de una joven de la cual se separa por ser ella pobre y haber contraído él el afán del lucro, como avaro comerciante que oye que su socio está a punto de morir… El segundo Espíritu, un gigante, es el de la Navidad Presente.

Lleva a Scrooge, quien ya ha empezado a sentir en sí los síntomas del cambio, a disfrutar de la fiesta en la humilde casa de sus empleado, quien tiene al más pequeño de sus hijos seriamente afectado por una lesión en su pierna, al punto de estar lisiado; a una familia de mineros; a un faro; a un barco; a la casa de su sobrino; a hospitales y cárceles; a lugares donde niños son víctimas de la miseria y la ignorancia pero intentan ser felices.
El último espíritu, alto y majestuoso, cuya presencia infundía temor, era el de la Navidad Futura. Con él, Scrooge entró a la Bolsa, donde se comentaba la muerte de un millonario, famoso pero no por eso extrañado; a un barrio oscuro de la ciudad, donde ya algunos vendían objetos personales del difunto; a la casa de un deudor, cuya familia sufre por las cuantiosas deudas contraídas con él y el asedio al que los somete, al punto de alegrarse con su muerte; a su propio despacho donde otra persona ocupa su lugar y finalmente, al cementerio donde ve su propia tumba. Scrooge, que ya sospechaba que se trataba de su muerte, pidió angustiosamente una oportunidad para reparar el curso de su vida

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