PINTURA DEL ROMANTICISMO
Pintura romántica francesa
Un seguidor de David que acabó por decantarse por el estilo romántico,
fue su discípulo Antoine-Jean Gros, conocido por sus retratos
de Napoleón con todos sus atributos y por sus lienzos de gran
formato representando las campañas napoleónicas.
El colega de
Gros, Theodore Géricault, se distinguía por su interpretación
dramática y monumental de hechos reales. En su obra más conocida,
Balsa de la Medusa (1818-1819, Louvre), pone tintes heroicos
en los padecimientos de los supervivientes de un naufragio.
Este
cuadro impresionó sobremanera a Eugéne Delacroix, que siguió con
el tema del sufrimiento humano en obras tan enérgicas y de tan
intenso dramatismo como La matanza de Quios (1822-1824)
y La Libertad guiando al pueblo (1830), ambas en el Louvre.
Delacroix, al igual que otros pintores románticos, buscó también
inspiración para sus obras en la literatura y en los viajes a
oriente medio. Más tarde, en el siglo XIX, Delacroix ejercería
su influencia sobre los impresionistas con su técnica del color
dividido (el color aplicado por medio de pequeñas pinceladas de
pigmento puro).
Durante el periodo romántico, varios pintores franceses se centraron
en vistas de paisajes pintorescos y en escenas sentimentales de
la vida rural. Jean-François Millet fue uno de los artistas que
se establecieron en el pueblo de Barbizon, cerca de París; con
una visión reverente de la naturaleza transformó a los campesinos
en símbolos cristianos. Camille Corot, pintor de bosques plateados
y poéticos, plasmó los aspectos líricos de la naturaleza, que
observó durante sus visitas a Barbizon y en el curso de sus largos
viajes por Francia e Italia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario